Semana ¿Santa?

Un año más, la mayoría de los andaluces nos entregamos en estos días, con más o menos entusiasmo, a las procesiones multitudinarias que se desarrollan en nuestra tierra para revivir la Pasión. En ningún otro lugar del orbe católico alcanzan tal grado de luminosidad los actos conmemorativos de la Semana Santa, a través de una auténtica exaltación colectiva de la primavera, en la que confluyen ingredientes religiosos, sociales, sentimentales y artísticos, globalmente analizables desde el campo de la Antropología Cultural.
En este contexto, cabe preguntarse hasta qué punto predomina el factor religioso sobre los demás y si este va perdiendo peso progresivamente y conforme al avance de los tiempos. No es una pregunta baladí; en Líber sentimos una gran curiosidad sobre las relaciones entre la vida civil y la espiritual y a dicho tema esperamos dedicar uno de nuestros próximos actos públicos. No nos limitaremos al ámbito de la Semana Santa y plantearemos una cuestión de mayor calado: ¿hasta qué punto podemos seguir hablando de un Occidente cristiano? A ella contestó de forma negativa, ya en el lejano año de 1927, el ensayo de René Guénon, La crisis del mundo moderno:
“Se dice que el Occidente moderno es cristiano, pero es un error: el espíritu moderno es anticristiano, porque es esencialmente antirreligioso; y es antirreligioso porque, desde un punto de vista más general, es antitradicional; eso es lo que constituye su carácter propio, lo que le hace ser lo que es.”

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